En una situación de
vulnerabilidad de un niño adoptado, frente a su destino, a su identidad, la práctica de la conciencia
de piel ayuda a reconocer esos límites hacia adentro y hacia afuera para saber
quién es; hacerlo percibir su envoltura, que sienta que es, que existe. Cuando tocamos se amplía la capacidad
perceptiva y neurofisiológica.
La manera en que percibimos
las distancias dentro y fuera del cuerpo, es importante para ir al encuentro
del niño con una conciencia tal que su ser tenga la contención de su propia envoltura, que le es propia y
desde donde va a ir al contacto con sus padres adoptivos.
El desarrollo de la sensibilidad profunda y
superficial nos llevara a poder completar más tarde su imagen corporal.Estos son algunos aportes de la Eutónia y de la vivencia de sus clases.